12 octubre 2011

La transformación de la política - Daniel Innerarity

Un libro muy interesante éste de Daniel Innerarity que explica como la política se ha transformado en los últimos tiempos. Dividido en tres partes en las que habla de esas transformaciones en su concepto, en su lógica y en la nueva cultura política.
Copiaré alguno de los pasajes que he subrayado:
A mi juicio, la política, especialmente cuando queremos diferenciarla de otras actividades, exige fundamentalmente dos cosas: 1. Haber caido en la cuenta de que su terreno propio es el de la contingencia. (Se entiende por contigencia la posibilidad de que las cosas sean de otra manera e invita a buscar alternativas) y 2. Una especial habilidad para convivir con la decepción.
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Quien entra en un diálogo, aunque las reglas del juego estén muy claras, no sabe exactamente como va a salir. Solamente es sincero un diálogo en el que yo pueda convencer a otros, pero en el que también pueda ser convencido, en todo o en parte. Los demás son necesarios para la autoconfirmación. Dialogar es siempre arriesgado y asi paraece haberlo entendido los que se niegan a hacerlo temiendo perder algo en esa operación.
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Perder no es dejar de tener razón, porque tampoco haber ganado le asegura a uno tenerla. Tener razón no depende de tener la mayoría (existe incluso una estupidez típica de la mayoría que viene a consistir en que querer tener, además de la mayoría, la razón). (...) Hay ideas muy valiosas en toda oposición y alternativas que no dejan de serlo por una mala acción política. En una sociedad democrática hacer política es el único instrumento legítimo para construir una nueva mayoría o para conservarla.
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Buena parte del actual desconcierto ideolótico se debe a que la derecha utiliza un lenguaje progresista y la izquierda habla en clave conservadora. La derecha se presenta -muchas veces, con razón- como la abogada de la innovación, impulsora de la modernización o defendiendo posiciones más avanzadas, mientras que la izquierda se preocupa por cosas tan poco revolucionarias como la seguridad, la coheión o el mantenimiento del estado del bienestar. La derecha, que tradicionalmente ha legitimizado los hechos sociales como realidades inmodificables, piensa ahora en una sociedad más abierta las posibilidades, mas flexible y configurable; la izquierda, que ha venido pensando en términos revolucionarios, se daría por satisfecha ahora con conservar lo que hay. Los papeles se han invertido: la derecha se ha hecho utópica y la izquierda realista. (...)